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Antes de que Marc y Jordi diseñaran este espacio, pocos podían imaginar que en estos 30 metros cuadrados, totalmente vacíos a excepción de un frente de cocina, fuera posible crear una vivienda completa. Estas dos almas creativas se pusieron como objetivo adaptar este miniestudio, situado en un viejo edificio rehabilitado del Ampurdán, para que una persona (o una pareja) pudiera vivir en él sin pasar estrecheces, sin sistemas engorrosos para montar la cama y con todo lo que necesita para su día a día. Y por si esto fuera poco, tenían que hacer todo esto sin realizar ninguna obra.
La solución vino en forma de muebles a medida que permiten cambiar el espacio dependiendo del uso que se quiera dar de él. Al entrar, una estantería nos recibe y aporta privacidad y almacenaje a la vivienda. Todas las paredes están recorridas por un mueble de madera de abedul que va mutando y convirtiéndose en ropero, banco, barra de comedor, cama abatible, armarios de cocina, baldas y cajoneras. Las piezas de mobiliario añadidas tienen una estética neutra y nórdica, acorde con la funcionalidad de las diseñadas a medida y son fáciles de transportar para despejar o reconfigurar el ambiente al gusto de los habitantes. Tampoco faltan los guiños al Ampurdán y al Mediterráneo, como el uso de la madera o de las baldosas tradicionales de La Bisbal. Una muestra perfecta de que, con imaginación, ingenio y estilo, el tamaño no importa.

Este piso de 30 metros cuadrados esconde piezas de mobiliario que permiten cambiar en cuestión de segundos la configuración y el uso del espacio.
Un buen equipo
Marc y Jordi se pusieron como reto convertir este miniestudio sin realizar obras.

Para sacarle el máximo partido diseñaron muebles de abedul que recorren las paredes.
Salón
En una de las esquinas la madera toma forma de banco sirviendo como salón.
Para llevar
Las piezas de mobiliario que no se diseñaron a medida son ligeras para poder transportarlas fácilmente.
Cama para dos
El armario de la imagen guarda en su interior un colchón abatible.
Belleza natural
Destaca la madera de abedul con acabado natural y el verde.
Comedor
Para comidas informales se ha colocado una barra junto a la cocina. La mesa tiene ruedas para poder llevarla a distintas zonas de la vivienda dependiendo del uso que se le quiera dar.
Todo oculto
Los electrodomésticos, a excepción del horno, se han panelado para integrarlos a la perfección al conjunto.
Toque mediterráneo
La cocina se cubrió con las tradicionales baldosas de La Bisbal.
Entrada
Se diseñó una estantería que, además de servir como espacio de almacenaje, da privacidad a la vivienda y oculta el lateral del armario.
Lámpara
Las piezas vintage, como esta lámpara de Miguel Milà, también se buscaron dentro de la estética nórdica.
Antes
El espacio solo tenía un frente de cocina.
Antes
El resto estaba totalmente vacío.
Antes
Los muebles a medida han reconfigurado por completo el espacio.
Antes


Parecía genial...
por cierto, se me olvidaba...
el pensamiento muy divertido